De lo seguras que eran las calles de la ciudad de México por las noches
Resumen
Un guardia hacía su rondín la noche del 2 de septiembre de 1814 por la parte trasera del convento de Santo Domingo. Primero, remitió a uno que se dijo patriota ante el señor gobernador de la plaza. Al cuarto para las nueve, oyó un tambor en la calle del Estanco Viejo de las Mujeres; al llegar encontró a un muchacho que lo redoblaba para atraer gente a la comedia de muñecos. Entró a la casa y exigió al dueño que le mostrara tener licencia, la cual comprobó. Sólo había una falla: ésta no estipulaba el horario de las funciones ni el monto que debía cobrarse- El propietario manifestó que se abría después de las nueve y que terminaban pasadas las doce, a lo que el jenizaro reclamó por qué se acababa tan tarde. Se le explicó entonces que a las obras se les cortaban pedazos para evitar que se extendieran después de las once.
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